domingo, 2 de julio de 2017

Bolsa de Gatos 301/310




310. “Desde los días en que recitaba junto a sus tíos en la sinagoga de su abuelo, Leonard Cohen ha sido siempre un buscador espiritual: 'Catolicismo romano, LSD, budismo, cualquier cosa que funcione...' dijo una vez, hasta el día de hoy que se la pasa navegando religiones y filosofías en la web o escuchando disertaciones de Yanov Leib Hachaim, un cabalista convertido primero en el islam, luego al catolicismo y después al hinduismo, desde su casa en las montañas de San Bernardino, en donde vive junto a sus cuatro gatos y dos Pit Bulls guardianes…” (Fragmento de un artículo aparecido en The New Yorker en octubre de 2016)




309. 'Lo que ciertamente distingue al gato del resto de los animales es que demuestran una mayor eficacia a la hora de corregir su postura durante una caída para poder aterrizar sin hacerse daño. Un gato que cae de poca altura tiene mayores probabilidades de hacerse daño que uno que cae desde una altura mayor y tiene por lo tanto más tiempo para corregir su postura. En un artículo titulado “El síndrome del edificio alto en los gatos”, publicado en 1987 en el Journal of the American Veterinary Medicine Association, consta que «a medida que se incrementa la altura de una caída para un gato es posible advertir que tanto las lesiones severas como el índice de mortalidad disminuyen». La hipótesis es la siguiente: el gato se pone tenso al comprender que la caída tendrá un recorrido corto, por lo que su capacidad de absorción del impacto se debilita. Pero al caer de una altura mayor comprende que tiene tiempo suficiente, por lo que logra relajarse, aumentando su elasticidad natural para así poder aterrizar absorbiendo el impacto de la mejor manera…’ (La foto corresponde al artículo "El secreto de la caída del gato" aparecido en la revista científica Nature en 1894)




308. “Lastima o mortifica siquiera a uno de mis gatos y verás…” (Joe Dallesandro, modelo fotográfico y actor de las películas de Andy Warhol y Paul Morrissey en la Factory)




307. La cantante pop Taylor Swift ama a sus gatos tanto como el actor John Cleese a los suyos. Sólo que el comediante miembro de Monty Python se permite bromear con ellos. Juntos estuvieron el año pasado en el programa de Graham Norton en la televisión británica y mantuvieron un fuerte altercado cuando John osó preguntarle a Taylor si su gata Olivia Benson había quedado así después de un accidente: “¿No estará necesitando una cirugía estética?” tras lo cual Taylor estalló de furia y comenzó a insultarlo para minutos después excusarse: “Puedo soportar cualquier ataque personal o crítica, pero jamás una agresión, ni siquiera una broma de tan horrible gusto para mis gatos…”




306. Cuenta Guillermo Cabrera Infante en una entrevista que desde niño amó a los animales, con excepción de los gatos, por los que siempre sintió una profunda instintiva desconfianza, hasta que llegó Offenbach, un siamés regalo del ex beatle George Harrison, transformando por completo su apacible vida londinense y todo lo demás... 




305. Era un gato callejero cuando apareció en el jardín de la que sería su nueva familia hace 26 años. Al principio Nutmeg se hizo amigo de Spice, el gato de la casa, y fue por esa razón que la familia decidió cobijarlo. Se sabe, si los gatos no se pelean por el territorio podrán convivir. Y así fue que los dueños de casa lo llevaron al veterinario para hacerle controles y darle las vacunas correspondientes y averiguar acerca de la edad que podría tener, a lo que el facultativo respondió tajantemente que como mínimo 5 años. Eso fue en 1990 y el tiempo fue pasando y a Nutmeg en 2016 le festejaron sus 31 años, por lo que se convirtió en el gato más viejo del mundo, y así lo anotaron en el Libro Guinness de los Récords, con más del doble de la edad promedio que viven los gatos domésticos, es decir 15 años.




304. Anthony Hopkins dijo sobre Hannibal Lecter: «Un día mi agente me llamó y dijo que tenía un guión que podía cambiarme la vida. Cuando escuché el título creí que era algo para chicos. Pero cuando me contó sobre mi papel comprendí que era tan bueno que sentí que debía rechazarlo. Son cosas que te pasan alguna vez en la vida. Pero luego, apenas empecé a leer el guión comprendí cómo debía perfilar a este asesino, dosificando muy bien su energía y ocultando sutilmente el poder que emana detrás de sus modales elegantes, refinados, y pensé entonces en un animal, como cada vez que pienso un personaje, si fuera un animal, qué animal sería, y se me reveló un gato, sí, el doctor Lecter tenía que ser un gato, tenía que ser un personaje sensual y a la vez distante, alguien capaz de encadilarte pero sin parpadear, alguien tan radiante como hipnótico. Había aprendido eso de sir Lawrence Olivier, me refiero al ejemplo del gato, cuando dice en sus memorias: “En el momento crucial el actor debe saltar a escena con la suficiencia propia del gato que se pasea con su ratón entre los dientes…”»




303. El poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas dijo en su testamento: “Mis dos gatos, Poe y Mur, pasarán a ser posesión del señor Róger Barberena Garay. Sólo él sabrá darles el amor y el devoto cuidado que yo en vida les doy. Ellos, lo siento así, y siento decirlo así, son los únicos seres vivos, impotentes animalitos, que van a sufrir mi falta, su inconsciencia me desgarra el alma, como lo harían sus uñas o sus afilados dientes, pues, mientras ellos pasan enseñoreándose por la casa, yo ya los veo en inválida orfandad animal, a merced de la bestial brutalidad humana, maullando tras mi solícita sombra ausente…”




302. Frank Stefanko, fotógrafo personal de Patti Smith, ordenaba la sesión cuando uno de los gatos de Patti se metió en la foto. Stefanko dijo: “Espera ahí, no te muevas, espera que saco al gato...”, lo que causó la ira de Patti, ya molesta con tanta foto: “Toma de una vez la maldita foto, Frank ‘Ste-fuck off’, y deja en paz a mi gato. ¿No te das cuenta que él va a ponerle el arte a tu instantánea…?”




301. “Lentos / por las aceras / inmóviles / en las repisas / aovillados / en los sofás / nos miran / nos observan / nos escrutan / Llevan / miles de años / haciéndolo / Y siguen / marcando / las distancias… (Los Gatos, poema de Karmelo C. Iribarren, ilustrado con una pintura de 1863 del artista finlandés Adolf von Becker)


2 comentarios:

  1. Tampoco había visto los gatos de los que se dice tienen 7 vidas.
    Muy inteligentes y se pueden comunicar por teletía según dicen algunos descubrimientos.
    Pero en cualquier inesperado momento pueden darte un buen zarpazo.
    Muy interesante lo que aquí nos regalas.
    Un abrazo.
    Ambar

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  2. Los adoro, Ambar. Incluso a aquellos que son de dar zarpazos. Con ellos hay que tomar ciertos recaudos, como con ciertas personas. Los hay agresivos, inestables, trastornados, algunos hasta creen que te podría gustar de vez en cuando un arañazo o les parece divertido dártelo. Lo dicho, se nos parecen bastante...

    Muchas gracias, Ambar, por tu comentario. Un gran abrazo.

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