martes, 19 de abril de 2011

¡Oh, Inmortales!... ¡Hibernad, Hibernad, Hibernad!



De viaje
Empañando el vidrio con mi aliento
Mientras afuera cambia el paisaje
Arde mi sangre como un diamante
Se astilla de brillos la piel del viento
Amanece este instante
En que el sol trepa el horizonte
Otra vez incesante

Te olvido
Vuelve a brotar aquella canción
Que se me había perdido
Memorias iluminadas
En el medio de la nada
Recuerdos emergen como islas
En el espejo de oscuridad
De un charco de agua estancada


¿Obra de M.C. Escher?

Tengo un sueño
Clavado en la mente como una espina
Un poema que no sé cómo empieza
Ni cuándo termina
Una vieja herida abierta
De par en par
Como un flor
Abierta de gambas
En el corazón de un pensamiento
Furia tengo donde debiera tener el alma
Tanto odio para dar
Que ya ni sé lo que siento

De viaje
Uno no llega nunca a ninguna parte
Canción al sol
Instantánea revelación
Que me abriga de frío
Un frío tan tuyo que ya es sólo mío
Es que una canción es como un salto al vacío
Es animarse a un futuro que jamás cicatriza
Para volver a correr por nuevas cornisas


Ella es como un disparo lejano rasgando el cielo
Al clarear la mañana Como un rayo que desgarra
Los labios en carne viva de este instante Errante
Como un alarido Emputeciendo mis sentidos que
Arden a través de mi noche como la puta más madre
Negra como la muerte pisándome los talones Azul
Como una serpiente de luz mordiéndome la sangre
Suicida como un río innumerable de gotas voraces



¡Oh, inmortales! Detrito sangrado
¡Hibernad! ¡Hibernad! ¡Hibernad!
O huid del ruido de notas en cadena
Ver si el trono es de roble, igual da!

(Continuará…)

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